Ayer en la tarde mi árbol guerrillero me regaló de sus frutos. Disfrutando del jugo que me preparé me puse a analizar la vida de mi árbol guerrillero y las lecciones que puedo aprender:
Hay que cambiar para seguir creciendo. El nombre de árbol guerrillero se lo ganó por su historia peculiar. Cuando estaba construyendo mi casa decidió nacer debajo de la escalera exterior. La semilla asumo que salio gracias a los trabajadores que comían frutas en esa área todos los días. Lo deje allí por algún tiempo sin prestarle mucha atención. Con el ajetreo de la construcción admito que ni agua le echaba. Haciéndole honor a su nombre continuó creciendo a pesar de no recibir la luz solar. Cuando alcanzó la altura de dos pies se trasplantó a otra área del patio con condiciones más favorables para su desarrollo.
Aunque las circunstancias parezcan adversas siempre debemos continuar intentándolo. Su crecimiento fue lentísimo para mí que se iba a morir. Sus hojas siempre amarillas y enroscadas me hacían pensar que nunca lo lograría. Pasaron muchas temporadas hasta que empezó a verse como un árbol saludable. Entonces empezó a surgir en las personas que lo veían la pregunta que siempre tuve en mi mente : ¿De qué fruta será? Algunos mencionaron que por la hoja debería ser de chironja, otros pensaron; limones o chinas.
Perfeccionarnos toma mucho tiempo. Como muchos sabrán los cítricos no dan su fruto rápido si no son injertados. Así que pasaron años y no teníamos contestación a nuestra pregunta. Una persona me comentó de la existencia de “‘palos machos” que no dan fruto. Este comentario me dio vueltas en mi mente por mucho tiempo. Cierto día se me ocurrió que como no daba fruto y habían pasado como siete años le sembraría orquídeas en el tronco para no tumbarlo. A las orquídeas les encanto el árbol. Se pegaron rápidamente y florecieron. Ver el árbol forrado de orquídeas me hacia pensar que ahora si tenia una función e ignorar el hecho de que pidiera ser un ‘”palo macho”‘.
Puede ser pura casualidad o una bendición de Dios al par meses de sembrar las orquídeas ocurrió el milagro. El fruto que dio fue pequeño y casi no tenía jugo pero contestó la pregunta. El árbol guerrillero era de toronjas. Nadie había pensado que fuera de toronjas.
De su primera vez que dio un fruto han pasado dos años. Esta vez las toronjas fueron grandes. Ayer mi hijo y mi esposo las bajaron del palo. Muy ansiosa partí la primera toronja para probar su jugo. Quede totalmente sorprendida las toronjas son dulces.
Muchas bendiciones,
Econaturista
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